Por Helí Herrera Hernández.
¿Qué se puede agregar, a lo ya hartamente explicado en estos últimos cinco días?
Hasta la propia, hoy candidata del Frente Amplio por México: Xóchitl Gálvez, reprobó “las presiones para bajar a la mala a Beatriz Paredes”.
Así que los dirigentes nacionales, estatales y regionales de los partidos que representan el pasado de México podrán decir y escribir lo que quieran, buscar las justificaciones a su canallada que deseen, pero lo que se lee de los columnistas más importantes del país, los mismos que venían echándole porra tras porra al método del Frente para sacar candidata (o), han venido explicando del miércoles 30 de agosto para acá, las trampas que Alito y Marko Cortes ejecutaron, para darle una puñalada trapera a la senadora originaria de Tlaxcala, cuando se percataron que ésta podría ganarles las elecciones primarias que debieron haberse realizado ayer domingo, y decidieron traicionarla, bajarla de la contienda al más puro estilo del viejo PRI, mediante una vileza, bajo la promesa del panista al campechano que si lo hacía sin reclamo de la exgobernadora, le darían más candidaturas al senado y a las diputaciones federales y locales a Alito, y todo, porque el sector más reaccionario del PAN no concebía que una mujer que tiene capacidad, talento, visión de lo que necesita México para reconstruirse, podía ganarles la elección.
Fueron ellos los que exigieron la decapitación, so pena que, de no hacerlo, pujarían para que el PAN no participara ya en el Frente Amplio por México.
Insisto, estaría de más que tratara de resumir lo que estos columnistas de la ciudad de México han estado explicando hasta con manzanitas, incluyendo los panelistas del programa de análisis que transmite Televisa los miércoles por la noche >tercer grado<, donde detallan todas las truhanerías ejecutadas, no solo contra Beatriz Paredes, sino con los millones de hombres y mujeres de la sociedad que empujaban esos trabajos, y que terminaron por convertir a Xóchitl Gálvez en rehén del PRI y del PAN, y no de la sociedad, como se pretendía.
Esta faramalla, farsa o pantomima, como la bautizo Andrés Manuel el pasado jueves, o canallada como la suscribo, contra el método dado a conocer con bombo y platillo hace más de dos meses por las dirigencias nacionales del PRI, PAN, PRD, y algunas organizaciones civiles para sacar al candidato o candidata del Frente Amplio por México, convierte a la senadora Gálvez como candidata de esos partidos políticos a la presidencia de la república, pero ya no de la sociedad, a la que se le negó su derecho a manifestarlo en urnas por una u otra de las finalistas, como lo habían prometido antes estos mismos actores políticos.
Viene ahora, en estos meses venideros, el reparto del botín entre Alito y Marko: las candidaturas a las 9 gubernaturas, las senadurías, las diputaciones federales, locales y de miles de presidencias municipales al mejor postor, como siempre lo han hecho, sin garantizarle a los mexicanos de a pie si esos legisladores que llegarán votarán, en el caso que perdiesen las elecciones contra la candidata de la 4ta transformación, a favor o en contra de sus propuestas, porque ya hemos sido testigos como Alito ha obligado a sus diputadas y diputados a apoyar las iniciativas de López Obrador, sin recato alguno, en el Congreso de la Unión.