Por: Zaira Rosas
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Mientras escribo son vísperas de Navidad para algunas personas, otras tantas celebrarán Janucá, algunas simplemente dejan pasar una fecha más en el calendario, pero sin duda diciembre es un mes de cierre, pues seamos creyentes en algo o no, se acerca el fin de año, esta es una temporada de abundancia en algunos casos o de incremento de gastos y problemáticas para otros, pero si en algo coincidimos es en el deseo y añoranza de un mundo mejor, en la espera de oportunidades, el desarrollo de la educación y la ilusión de seguridad.
Estos últimos deseos los compartimos todas las personas en el planeta, sin embargo, más allá de añorar ¿Qué hacemos por cumplirlos? Si hablamos de un mundo mejor, ¿Qué acciones realizamos día con día? Quizás soñamos con economías justas, por ello ¿compramos de manera consciente? O ¿gastamos en comercios que abaratan precios mediante la explotación de otros? Si la esperanza que tenemos es de mayor seguridad. ¿respetamos la ley desde sus formas más básicas o caemos en sobornos menores con tal de ganar tiempo y agilidad?, queremos oportunidades equitativas. ¿brindamos estas mismas en nuestros círculos más cercanos y condiciones justas de trabajo si tenemos a alguien a nuestro cargo?
En la vida no se trata sólo de pedir y exigir, sino también de dar, de evaluar nuestras acciones cotidianas y reflexionar qué tan grande ha sido nuestra contribución al entorno que vivimos actualmente. Hoy México y el mundo enfrentan una gran crisis de desplazamientos humanos, personas migrantes que son tratadas como criminales cuando su único anhelo es un sitio mejor, nadie debería ser criminalizado por tener un poco de esperanza, lo que sí deberíamos hacer es construir espacios seguros para disminuir el riesgo en esos desplazamientos donde mujeres y niñxs sufren todo tipo de abusos, donde terceros se aprovechan de la necesidad para lucrar mediante la extorsión.
La crisis migratoria es una realidad que enfrentamos de manera cercana, hoy una caravana de más de 5000 personas se desplaza desde Chiapas rumbo al norte, coincide con un próximo encuentro entre las autoridades del país vecino y México, donde Estados Unidos espera que se frene al flujo de migrantes, pero como bien declaró nuestro Presidente, esa situación requiere de una cooperación profunda, donde no sólo se frene a las personas, sino que se generen situaciones que impidan su necesidad de desplazamiento.
Esta problemática también se vive de manera constante en Europa y actualmente por conflictos como el de Israel y Palestina, nadie añora dejar un hogar si no es por la ilusión de una vida mejor o en el caso de Palestina, por la necesidad de al menos conservar la vida. ¿Cómo podemos verdaderamente contribuir a resolver estas problemáticas? Dejemos de ignorarlas e incluso de fortalecer las condiciones de explotación al considerar a migrantes como mano de obra barata. La desigualdad creciente es también una causa de estos crecientes flujos de migración pues las personas se mueven buscando nuevas oportunidades en las urbes.
La inseguridad también es un reflejo de la necesidad, pues quienes viven en condiciones precarias son blanco fácil de convencimiento para las filas del crimen organizado, es en estos puntos donde son urgentes verdaderos programas sociales que busquen brindar ayuda con análisis y no sólo de maneras superficiales. No se trata de programas generales que se entreguen de manera similar considerando ciertos rangos de edad, sino de desarrollar proyectos que atiendan de fondo estas problemáticas.
Mientras tanto en vísperas de grandes celebraciones y acuerdos políticos esperamos las autoridades dialoguen para ofrecer una mejor calidad de vida a quienes huyen de sus espacios por la creciente inseguridad y pobreza. Si tienes la dicha de tener hogar, salud y trabajo, comparte con quienes menos tienen y agradece por todas las bendiciones recibidas.