Victoria y Anexas
Por: Ambrocio López Gutiérrez
He leído buena parte de la obra literaria de Mario Vargas Llosa donde hay evidencias de que utiliza temas íntimos para nutrir a los personajes que habitan en sus novelas. En La tía Julia y el escribidor, el peruano nacionalizado español define con maestría a los protagonistas, narra con detalle los radio teatros como antecedentes de las radio novelas que tanto se popularizaron en Latinoamérica durante el siglo pasado. Todo estudiante o aspirante a escritor o periodista debería leer La Tía Julia donde, entre otras cosas, el autor confiesa a través de la ficción novelesca su tendencia a enamorar mujeres pertenecientes a su propia familia; incluso, en la vida real, se casó con una prima.
No tengo duda de que la primera obsesión del Nobel de Literatura es la narrativa con la que ha cautivado a millones de lectores en el mundo. En La ciudad y los perros da detalle sobre su paso por el servicio militar en su natal Perú; es posible que desde su temprana juventud se haya imaginado Pantaleón y las visitadoras, magnífica novela sobre un supuesto operativo del ejército para llevar recreación, entretenimiento y equilibrio emocional a los soldados de los cuarteles más aislados mediante la contratación de un grupo de trabajadoras sexuales que acuden a la selva donde los muchachos uniformados hacen fila para olvidarse de su soledad mediante unos minutos de placer. Otra de sus novelas muy recomendables es Conversación en la catedral donde el laureado narrador se manifiesta como un peruano preocupado por la represión militar en su país.
La segunda gran obsesión del personaje de marras es el poder político ya que en su Perú añorado intentó acceder a la presidencia de la república en unas elecciones en las que sus paisanos le dieron la espalda. Hombre de carácter, quedó resentido con los peruanos, se fue de su tierra natal, se avecinó en España donde posteriormente obtuvo la nacionalidad sin renunciar a participar en actividades de tipo político. Fueron muy sonadas sus intervenciones en eventos organizados por el Partido Popular, organización heredera de la falange que sostuvo la dictadura de Francisco Franco y que ha mantenido su vigencia con influencia en toda España pero especialmente en comunidades autónomas como Galicia cuyo gobierno regional mantuvo en un puño hasta su muerte el exministro franquista de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne.
Por cierto, hace años, bajo el auspicio de Mario Vázquez Raña, empresario mexicano de origen gallego, el entonces presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga Iribarne, recibió el primer Doctorado Honoris Causa otorgado por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Como reportero cubrí aquel acontecimiento y escuché a Vázquez Raña, llenar de elogios al entonces rector Humberto Filizola Haces a quien había acompañado a inaugurar el Gimnasio Multidisciplinario del campus Victoria. En su momento, el exministro del dictador Francisco Franco, se dirigió a Filizola como “magnífico rector”. Desde entonces, los conservadores mexicanos simpatizaban con la monarquía ibérica y con los personajes heredados por el franquismo.
La tercera obsesión de Vargas Llosa sería el amor pues, como la mayoría de los poetas y/o novelistas el peruano español compartiría la vieja idea de que, para tener inspiración, hay que alimentar las emociones. Los amoríos forman parte de su biografía e incluyen a damas de su familia como la exesposa que es su prima (se apellida Llosa). En el pasado fue discreto pero su noviazgo con la hermosa y acaudalada septuagenaria Isabel Preysler lo mostró como el vulnerable octogenario que es. Mis respetos Don Mario.
Correo: amlogtz@gmail.com