por: Zaira Rosas
El domingo 4 de junio es clave para el rumbo de MORENA y el PRI, no porque el resultado de la elección en el Estado de México pueda cambiar algo en las presidenciales, pero sí puede definir si el PRI conserva su punto clave o desaparece por completo en el ideario de los mexicanos.
El Estado de México ha sido durante años la joya de la corona del partido tricolor, lleva décadas construyendo una dinastía donde los pobres siguen siendo pobres, pero los ricos se han vuelto multimillonarios, han acaparado todo tipo de contratos gubernamentales y se han financiado desde este punto geográfico múltiples campañas presidenciales, principalmente la que le devolviera el poder al partido en el 2012.
Las elecciones que tienen lugar en el Estado de México y Coahuila, podrían recibir a más de 15 millones de mexicanos, los cuales definirán la extinción total del Partido Revolucionario Institucional y por ende un banderazo de éxito asegurado a MORENA o por el contrario si el Estado de México sigue en manos del tricolor, podría existir un punto de esperanza para la oposición.
Una vez definidos los resultados de esta contienda, comienza un nuevo episodio donde la disputa no será con contrarios, sino dentro de las corcholatas de la cuarta transformación, de los resultados de esta elección, dependerá quién será el candidato presidencial, ¿México está listo para ser dirigido por una mujer? ¿Será mejor opción el internacionalista que además domina las redes sociales?, estas y otras preguntas persisten en la mesa de cara al 2024.
De momento lo evidente es que MORENA no tiene una clara oposición, sin embargo, vale la pena revisar que en algunos puntos geográficos el PRI no ha muerto, pues sus bastiones en realidad astutamente cambiaron de partido, está pidiendo auxilio el partido como nombre, sus colores. No obstante, quienes han llevado sus idearios e incluso formas de operar al interior de la 4T, siguen beneficiándose con todo tipo de vínculos y contratos, por lo que al final más allá de los partidos habremos de poner atención en sus figuras políticas.
Otro aspecto a resaltar que nos invita ver con atención si la política en nuestro país puede seguir de la misma manera es que en esta ocasión las apuestas están en coaliciones. Hay partidos que de no sumarse en la contienda a estos conjuntos estarían por desaparecer, no hay una diversidad de propuestas que sea contundente, por ende, los resultados pueden adivinarse para el 2024. No hay duda de que la 4T domina la elección, la única duda es bajo la representación de quién lo hará, porque el liderazgo lo seguirá teniendo Andrés Manuel López Obrador.
Este cierre de periodo mostrará un cambio crucial, en esta ocasión la popularidad no es de un partido es del presidente y aunque MORENA siga dominando las encuestas, es evidente que el próximo sexenio mostrará muchos cambios de estrategia, México pide a gritos nuevas propuestas que no se reduzcan a promesas acompañadas de compras de votos, al igual que en el resto del mundo la tecnología jugará un papel fundamental y aunque a muchos no les guste el posicionamiento de la comunicación también tiene múltiples aspectos detrás.
En esto último AMLO es un maestro de posicionamiento, sabe controlar la narrativa, entiende mejor que cualquier otro a su audiencia, conoce sus dolores, sus inquietudes y aún con más certeza sus gustos y pasiones, de ahí que más de un 50% de la población le perciba como alguien sincero, honesto y cercano. ¿Podrán el resto de representantes de MORENA tener el mismo impacto? Lo sabremos después de la elecciones de este fin de semana. zairosas.22@gmail.com