Por: Zaira Rosas
Hay series de televisión, libros o películas que nos recuerdan cuán fuerte es el impacto de los medios de comunicación, porque lo que inicia como una idea creativa se transforma en un fenómeno social. Cuando era adolescente recuerdo que una de las lecturas del momento fue “Crepúsculo” de Stephanie Meyer. Veía a gran parte de mis compañeros con el libro entre manos y a otros tantos leerlo a escondidas para que nadie les juzgara. Después el otro éxito de impacto internacional fue “50 sombras de Gray”.
Las obras anteriores se componían de diversos tomos, son productos sumamente comerciales, pero impactaron a nivel mundial, su éxito fue tal que de inmediato se trasladaron a la pantalla grande, pero también generaron fenómenos sociales. Las obras de Stephanie Meyer permitieron que hasta juguetes se comercializaran con la temática, en tanto que “50 sombras de Gray” tuvo estrecha relación con personas que intentaban todo tipo de juegos sexuales e incluso hubo noticias que relataban accidentes por querer imitar todo lo que se narra en esta novela.
El fenómeno del momento ahora es “Gambito de dama” una serie de televisión que relata la vida de una chica que al quedar huérfana adquiere gran interés en el ajedrez. La producción ha tenido tal impacto que ha hecho que se incremente el número de ventas y búsquedas relacionadas a este tema e incluso el libro en el cuál se inspira la serie es de los más buscados.
Vislumbrar el impacto que tienen los medios de comunicación es más sencillo con los ejemplos anteriores, sin embargo, existen muchos otros casos en los que los que el impacto social va más allá de la curiosidad. Los medios pueden influir directamente en la opinión, el estado de ánimo y el comportamiento de las personas, de ahí la necesidad de que también sean éticos y responsables con todo lo publicado o difundido.
Compartir con otros contenidos también implica una gran responsabilidad no sólo por parte de los medios, sino de las personas, ya que de manera directa o indirecta podemos impactar en la vida de los demás. Así como existen casos en los que se ha incrementado el consumo, también hay campañas o productos creativos que han influido de forma positiva en el entorno. Conocer qué ocurre del otro lado del mundo nos permite ser más empáticos, identificar las consecuencias de nuestras acciones nos ayuda a ser más conscientes de nuestro actuar e incluso facilita que en cuestión del medio ambiente busquemos formas de vida más ecológicas y alternativas.
Si bien existen productos masivos, también hay contenidos que requieren de mayor apoyo en la difusión para posicionar nuevas políticas sociales que busquen un bien común. En la actualidad internet facilita el acceso a todo tipo de datos, pero aún nos falta aprender sobre selectividad e identificar cómo afecta nuestro actuar aquello que absorbemos a través de nuestro consumo cultural.
El reconocido cineasta Jason Silva mencionaba que, si las narrativas nos afectan tanto, necesitamos de nuevos historiadores, guionistas y realizadores que nos cambien la perspectiva, sobre todo en tiempos donde todo habla de crisis, es necesario recordar que después de estos momentos es cuando todo cobra sentido, llegan periodos de innovación y adaptabilidad. Cambiemos las perspectivas y pensemos en soluciones para los problemas. De ese cambio de mentalidad depende el desarrollo científico, pero también la armonía emocional de los demás. Seamos más empáticos, solidarios y sin duda siempre soñadores, pues justo la imaginación es el punto de partida para nuevas realidades.
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