Por: Zaira Rosas
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La falta de autoconocimiento, dudas o crisis existenciales, nuestros miedos y necesidades, pueden volvernos vulnerables. Bajo esas circunstancias toda la seguridad e ideologías previas se desmoronan. Es en estos puntos en los que terceros pueden aprovecharse y así surgen todo tipo de estafas. Las más comunes son aquellas en las que jugando con nuestras emociones solemos perder dinero o proporcionar datos personales, pero si la experiencia y ambición de los extorsionadores son mayores, la intensidad de la pérdida también aumenta.
A través de documentales de la vida de Jim Jones, Charles Manson, Keith Raniere y demás personajes similares podemos entender que en diversos momentos y bajo múltiples creencias todos podemos estar expuestos a una manipulación que transforme nuestras vidas. En el caso de México, de acuerdo al seguimiento de la secta de Nxivm, descubrimos que nuestra mayor vulnerabilidad está en las diferencias sociales.
México es un país desigual, en un mismo espacio convergen los excesos y la precariedad, lo que puede generar en algunos miembros de las altas élites culpa o desconfianza y por el contrario en quienes viven con limitaciones un resentimiento y aspiración constante. Estas características son por demás explotadas por aquellos que buscan reclutar nuevos adeptos. Bajo el precepto de vender una transformación del ser, mejoras en la vida y éxito, logran captar a todo tipo de personas.
En más de una ocasión la vulnerabilidad es explotada a través de la espiritualidad, pero también se presentan otras vertientes en las que se promete éxito social, dinero, crecimiento personal o profesional. Todas las anteriores tuvieron lugar a través de Nxivm y aunque sin duda esta secta no es la única, sí ha sido una de las más mediáticas en la actualidad, debido a los personajes involucrados. Con inicios en Estados Unidos, logró expandirse en Latinoamérica gracias a personajes de gran poder adquisitivo, que de alguna forma quizás también fueron víctimas de manipulación, sin embargo, no por ello dejaron de ser verdugos de quienes se iban integrando.
La mayoría de sectas tiene un nivel piramidal, poco a poco se escala a niveles superiores, no obstante, el crecimiento y la adquisición de poder suelen llegar con grandes sacrificios. La operación en la mayoría de procesos de extorsión y manipulación comienza desnudando al individuo, lo anterior puede ser física o mentalmente. Datos triviales de los vicios o gustos de los sujetos controlados, se vuelven los elementos adecuados para después coaccionarlos.
Hay quienes piensan que sólo quien posee algún trastorno o debilidad mental es vulnerable ante este tipo de evento. La realidad es que cualquier persona con una necesidad no cubierta puede ser atrapado. En múltiples ocasiones todo comienza con pequeñas pruebas en las que bajo el pretexto de conocerse se ventila información de quienes después serán víctimas, con el tiempo todos los datos recabados se utilizan para la manipulación.
Al final la única forma de evitar protegernos de estas situaciones es conocer cuáles son nuestras propias vulnerabilidades y ser conscientes de que cuando nuestras libertades se ven limitadas en algunos tipos de culto o coaching no es para nuestra mejora, sino probablemente es por enriquecimiento o poder de alguien más.