Por Helí Herrera Hernández
Pues nada, que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez tomo valor y se presento el pasado viernes 29 de noviembre, un día antes de terminar su mandato, al Congreso de Veracruz, a informar a la soberanía sobre su último año de gestión, pensando que la aplanadora legislativa morenista le haría pasar su comparecencia como un día de campo, cosa que no sucedió, porque al menos dos diputadas y un legislador, le resumieron la tragedia que significo para Veracruz y los veracruzanos su gobierno en estos seis años, a lo que el ejecutivo puso piel de cocodrilo para que todo se le resbalara.
Elena Córdoba Molina de Movimiento Ciudadano, Indira Rosales San Román del PAN y Héctor Yunes Landa del PRI, lo hicieron que sacara “prudencia” para aguantar el vendaval de verdades que le recetaron una a una, sobre su desgobierno, y que una realidad -la que vivimos a diario los y las veracruzanas, no dejan duda- en el aspecto que usted amable lector, estimado radioescucha, quiera: seguridad, infraestructura, educativo, turismo, comunicaciones, agrícola, ambiental, movilidad, etc. Por algo esta situado en el penúltimo lugar del ranking de gobernadores a nivel nacional.
Fue un desastre, dicho por sus propios camaradas de partido. Y si no me lo cree, pregúntele al senador morenista Manuel Huerta Ladrón de Guevara que lo manifiesta públicamente, mientras otros lo hacen en sus círculos de amigos. Sin embargo, lo que mas me llamo la atención del gobernador en el palacio legislativo, fue su desvergüenza cuando afirma: “”En este sexenio hubo -clara separación entre gobierno y delincuentes-“”, defendiendo a ultranza el trabajo de la fiscal-carnala (aunque afirma que es autónoma), lo que me hizo reflexionar y preguntarme, cuando escuche esta aseveración: ¿Y las ordenes de aprehensión contra el clan Yunes (Linares-Márquez), que tanto festejaron hace apenas unos meses?
¿Pues no que eran unos pillos, unos delincuentes, que no debían ser ni senadores ni diputados locales, y que por ello la fiscalía se aboco a solicitar dichas ordenes de aprehensión, mismas que le fueron concedidas por un juez competente?
¿Dónde esta la separación de su gobierno con los delincuentes, cuando la misma fiscala solicito el -perdón- (cancelación de las ordenes para detenerlos), para con quienes afirmaban que AMLO era “loco y vividor”?
¿Y la acusación por las cámaras de video-vigilancia contra el exgobernador Yunes Linares donde quedo?
Pues nada, que ahora el ingeniero Cuitláhuac y el clan Yunes Linares-Márquez ya son compañeros de lucha, compañeros de causas, compañeros en MORENA, y tomaran juntos las banderas magentas, porque ya no son delincuentes.
¿Es en serio? ¡Si, es en serio!
De ese tamaño es la calidad moral del gobernador, de la Fiscal, y del partido MORENA, que no le importa con quien hay que amafiarse con tal de cumplirle caprichos al hombre que descansa -rodeado de todo un regimiento- en el rancho la chingada.