Por Helí Herrera Hernández.
Lo que parecía ser, a finales del año pasado, el encumbramiento del líder cameral Ricardo Monreal, al haber logrado derrotar la rebelión interna de más de 37 senadores morenistas, que hicieron todo lo posible para quitarle la presidencia de la Junta de Coordinación Política de la Cámara Alta del Congreso de la Unión, e imponerle un presidente de la misma, en lugar de Alejandro Armenta Mier, que redondeo con una propuesta unánime de los senadores de toda la oposición para que el la presidiera, hoy, después de varios tropiezos en la conducción en los trabajos de ese órgano, el exgobernador de Zacatecas admite que su poder se ha socavado, y que quien maneja (no coordina, léase bien), a los 76 senadores morenistas y de sus partidos paleros es, ni más ni menos, que Andrés Manuel López Obrador, a lo que escribiría…¡oh, que sorpresa!
Ya no le hacen caso, ya no coordina a sus compañeros legisladores de partido, y en la semana que termino, perdió el respeto de las y los senadores de los demás grupos parlamentarios, al no haber cumplido con la palabra que empeño, relativa a nombrar en ese cuerpo colegiado un consejero del Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información, como lo había acordado con ellos, debido a la traición que recibió de sus correligionarios, por orden del dueño de ese instrumento político, que les dio la orden de liquidar a ese órgano autónomo el viernes 28, empezando por votar en contra del consejero que le daría viabilidad.
Esta acción se convirtió en la lápida, en el sepulcro del liderazgo de Ricardo Monreal en el Senado de la República como el mismo lo reconoció, por lo que a partir de este lunes, el zacatecano tendrá que reflexionar sobre su futuro político no solo para mantenerse como presidente de la Junta de Coordinación política, sino sobre su militancia misma en MORENA, dado que si aun aspira a conseguir la candidatura a la presidencia de la república, el resucitado presidente de México ya le rezó los últimos responsos, y le echo la bendición el mismo viernes en Palacio Nacional, en la reunión que convoco el mandatario a todos y todas las senadoras, avisándole que esta frio y enterrado, que no tiene, desde mi óptica, ni siquiera premio de consolación, es decir, catafixiar la candidatura a la presidencia de la república por alguna otra posición.
Sin temor a equivocarme, estoy seguro que su ciclo en MORENA ha concluido, y que una decisión inteligente sería la de salir inmediatamente de ese instituto político, antes que AMLO y sus huestes más recalcitrantes lo liquiden políticamente.
Ricardo Monreal es un personaje capaz, talentoso, visionario, pero su posición opositora a las decisiones ilegales del ejecutivo federal, alejadas totalmente del marco constitucional, que las ha señalado en público y desde la tribuna del senado, le ganaron su animadversión y muerte política en el partido magenta.
Fuera de MORENA, sus puntos de vista, su activismo y operación política, abonarían en la construcción de un gran proyecto nacionalista que rescate en las elecciones federales de 2024 al país, con una plataforma electoral que reconstruya el tejido social y salvaguarde las instituciones, y garantice al pueblo el acceso a una educación de calidad, a un sistema de salud digno, y a una paz que genere confianza.
El y miles de hombres y mujeres inteligentes y patriotas podrían lograrlo. Tiene el ejemplo para dar ese paso adelante, cuando abandono el PRI, ese PRI-ultra en que se convirtió hoy MORENA.