Por: Zaira Rosas
Si la inseguridad, los feminicidios y las diversas desigualdades sociales no hacen distinción de edad o ideologías, ¿por qué lo haría el hartazgo? Los feminicidios no han sido atendidos debidamente por ningún partido político, por ello es ilógico pensar que la iniciativa de #UnDíaSinMujeres ha sido gestada por grupos de derecha.
El hartazgo de la sociedad es evidente, pero también lo es el oportunismo. Cuando recién salía la propuesta de un anuncio morado invitando a las mujeres a demostrar cuán valiosa es su presencia por medio de la ausencia, comenté con allegados que toda institución que deseara proyectar una buena imagen tenía que sumarse al movimiento. Algunos líderes tienen asesores con visión y supieron sumar puntos a su percepción gracias a la solidaridad con esta iniciativa.
Sin embargo, conforme pasan los días el movimiento cobra mayor fuerza y aquellos indecisos o negativos respecto a la convocatoria, demuestran falta de empatía, apego a un sistema que claramente ha fallado a la sociedad. Sumarse a la iniciativa planteada para el 9 de marzo, como participante o de manera solidaria, no es sólo cuestión de imagen. Es una llamada de alerta a un país calificado como uno de los que peor trata a las mujeres.
El mal trato a la mujer no está únicamente en el aspecto físico, además de los feminicidios, existen brechas de género, las leyes no son equitativas, tampoco las oportunidades y existe desinformación respecto a las temáticas que nos ayudarían a forjar un entorno igualitario y seguro para todos.
La desinformación ha sido la principal causa que orilla a los actuales gobiernos a considerar que los movimientos sociales son una amenaza. Si bien se originan por inconformidad del entorno y una de las principales molestias es el actuar gubernamental ante los hechos recientes, este es sólo un punto de la agenda. Los partidos políticos se han sumado a un movimiento como este porque vieron una ventana de oportunidad para señalar a la oposición como responsable, pero olvidan que los gritos clamando paz y justicia hacían eco desde años atrás.
La suma de algunos líderes a este llamado resulta hipócrita, porque durante sus gestiones no se establecieron acciones que ayudaran a disminuir la problemática, sin embargo, es necesaria, aún a regañadientes es necesario visibilizar que al menos 10 mujeres son brutalmente asesinadas al día. Esta estadística no contempla a mujeres que mueren, SON FEMINICIDIOS. SON CRÍMENES DE ODIO, ATENTADOS AL GÉNERO. ES UNA ALERTA SUPLICANDO JUSTICIA.
Nos aterra la existencia de virus que aún no sabemos cómo controlar, nos aterran los posibles conflictos bélicos. ¿Por qué seguimos sin tener esa misma empatía por todas las mujeres? Lo digo de forma colectiva, porque el silencio y la omisión también dice mucho. Por eso en esta ocasión el llamado no es pintar o destruir, en esta ocasión el llamado es a un paro nacional.
Un paro que tiene sus orígenes históricos en países como Islandia, donde se paralizaron fábricas y escuelas, que nos recuerda movimientos donde se han exigido mejores condiciones. En esta ocasión no se trata sólo de la clase obrera, sino de la emancipación del género.
Esta idea fue promovida por un colectivo de Veracruz. Tristemente este es uno de los Estados donde las alertas por feminicidio tienen más números y aun así gran parte de su gobierno ha decidido no tomar posturas hasta el momento, creyendo que esto es un complot más hacia sus dirigentes. Incluso en algunos sectores se han enviado mensajes contundentes informando a sus empleados que si se suman al paro se les harán los descuentos correspondientes, sin importar que a nivel federal el Presidente declaró que esto no ocurriría, pues atrás quedó la represión o amenazas.
Lo anterior es una forma sutil de perpetuar un sistema de poder que busca intimidar y controlar a los suyos. Se ha presentado en diversos niveles y en todos los periodos de la historia, es intimidación. Este movimiento también hará visible la falta de empatía. Demostrará qué instituciones son dignas del entorno, en cuáles hay líderes sociales o represión, cuáles falsamente predican responsabilidad social. No es casualidad que las principales universidades del país sean las primeras en sumarse y mostrar empatía con el entorno, tampoco lo es el silencio de otras y el intento de grandes corporativos por frenar el movimiento.
El paro representa pérdidas millonarias y un golpe a la estabilidad del país. Así ocurre con los feminicidios, pero como pasa todos los días, no lo queremos ver y hasta se ha normalizado. Veamos cómo funciona #UnDíaSinMujeres, para que no se nos haga una costumbre de vida.
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