Por Iván Calderón
El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha implementado una creciente tendencia de veneración entre la clase política del país, ya sea por medio del populismo, la demagogia y hasta en la utilización de fetiches u objetos con tal de incrementar el culto a la personalidad.
Lo anterior, lo ha entendido muy bien el Secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, quién cayendo en la tentación, colocó la mayoría de sus canicas mediáticas en una lancha de dos plantas, que fastuosamente denominó “el primer crucero de río en el país”.
Ajá.
No decimos que sea malo el intento de reactivar el turismo en esta zona del Papaloapan que por años ha sido brutalmente olvidada. Que no se mal entienda.
Sin embargo, antes de haber desplegado un enorme aparato mediático y publicitario, se tuvieron que tomar en cuenta, los accesos viales, los atractivos que se puedan ofrecer a los visitantes, y hasta la infraestructura que es carente en esta región.
Caray, para el turista nacional o extranjero ¿valdrá la pena un viaje de $3995 pesos para recorrer toda la ribera del río o será mejor quedarse en Tlacotalpan?
Como responsable de la política interna del Estado, Cisneros al parecer se encuentra más preocupado en asuntos turísticos, pues es un excelente promotor de las bellezas naturales de la entidad. No obstante, como suele pasar con funcionarios de la “cuatroté”, las acciones las toman al revés.
Y es que todo parece indicar que el territorio veracruzano se encuentra en total estabilidad social, ya que como nunca antes en la historia un Secretario de Gobierno, la hace de titular de SECTUR, opacando a la gris Xóchitl Arbesú, dama que mientras que le hacen su trabajo, se ha dedicado a malversar presuntamente recursos públicos a través del impuesto a hoteleros jarochos, esa historia se la diremos después.
En fin, “El Cuenqueño” más que una atracción, quizá es la manera en la que Eric Cisneros se adelanta en la sucesión del Gobernador Cuitláhuac García.
Sus ganas de ser mandatario no las oculta. Vaya, el propio Secretario disfrutó el momento, donde todos los actores políticos y sociales de esta región se rindieron a sus pies, y ese es su máximo gusto y su principal debilidad.
Pero, lo que no midió Cisneros es que del éxito del “Cuenqueño” puede depender su futuro político, de resultar un fracaso este bote, será oro molido para sus enemigos políticos.
Al tiempo.
La veneración indebida y desmedida resulta al final contraproducente.
Veremos qué es lo que pasa.
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