Rutinas y quimeras
Clara García Saénz
En la mitología griega el amor se representa de diversas formas: Eros es el amor apasionado, sexual, carnal; el Filos que es el aprecio y cariño por el semejante; el Storgen se refiere a amor familiar entre padres e hijos y el Ágape es el amor profundo, desinteresado y generoso. De estos cuatro los que más se celebran en la actualidad son el Eros y el Filos.
La rápida y duradera propagación del cristianismo ha radicado en la premisa “Ámense los unos a los otros” este principio filosófico del amor fue en su tiempo un verdadero hito revolucionario. Aunque a nosotros nos pueda parecer muy trillada la frase, imaginemos a los primeros cristianos inmersos en la añeja tradición de “ojo por ojo y diente por diente” o en un autoritario imperio romano donde los valores humanos eran la valentía, la beligerancia y la soberbia. Ante una cristiandad que tenía como práctica y predicación el amor, pudiera parecer un síntoma de debilidad, sin embargo, su fortaleza radicaba precisamente en que en todo lo que hacían ponían en práctica el amor al prójimo y a Dios.
Históricamente el amor es inherente al género humano y tal vez el principal motor que mueve al mundo desde su origen, aunque se piense que el dinero es el que lo mueve, existen en la literatura y en el resto de las artes más obras que están inspiradas en el amor que en el dinero. La tradición cristiana, basada en el amor tiene un extenso santoral donde muestra figuras cuya vida y muerte la han consagrado al amor ya sea por sus semejantes, por los animales o por Dios y cuando se habla de alcanzar la santidad para cualquier cristiano, el único camino es la práctica del amor.
Auspiciados por la tradición cristiana, en occidente celebramos el Día de los Enamorados o Día del Amor y la Amistad desde el siglo XIV, aunque “El origen de esta fiesta proviene de una hermosa e increíble historia que data de la época del Imperio Romano; señalando como protagonista a Valentín de Terni, un sacerdote católico que nació en Interamna Terni, unos 100 kilómetros al norte de Roma, cerca del año 175. Este sacerdote ejerció en la ciudad eterna durante el siglo III bajo el gobierno del Emperador Claudio II quien prohibía la celebración de matrimonios entre los jóvenes. El gobernante decía que los solteros sin familia son mejores soldados, ya que no tienen ataduras. Valentín consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador celebrando en secreto matrimonios para jóvenes enamorados” fue torturado y decapitado el 14 de febrero del año 270. Según señala el santoral romano.
Aunque el capitalismo todo lo pudre y lo corrompe, mantengamos nuestro espíritu amoroso para abrazar y manifestar nuestro amor eros, filio, storgen o ágape este día, recordando que la humanidad solo podrá seguir existiendo si estos cuatro tipos de amor los seguimos alimentando, nutriendo y gozando más allá de lo abrumador que resulte la publicidad, practiquemos el amor en cualquiera de sus versiones griegas y evitemos en lo posible el consumismo. Feliz Día del Amor, así, con mayúscula.
E-mail: garciasaenz70@gmail.com
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